MASCARITA...¿ME CONOCES?
Sólo por una vez, permítaseme parafrasear, con todos mis respetos, al gran Aristóteles y es que, se equivocó. No, no es la mujer “un hombre imperfecto”, es al revés.
Y si no..., miren cómo buscan su otro “yo” en los carnavales.
‒Abuela, ¿me dejas que mire en tus baúles, esos donde guardas la ropa anticuada? ¿Tienes pamelas o medias de rejilla? ¿De qué número son estos tacones?
¡Con lo bonitos que iban de pequeños disfrazados de Spiderman, o se Batman, o de leñadores!
Míralo, ya entrado en años, con pelo en el pecho y embutido en mi tutú a punto de perder el conocimiento por la falta de oxígeno, con una peluca azul hasta los hombros, puro en la mano izquierda y cubata en la derecha, haciendo equilibrios sobre los tacones, de chiringuito en chiringuito, con sus compañeros de oficina que también van disfrazados de mujer de los pies a la cabeza.
No será este el último viaje a nuestros baúles. El entierro de la sardina, antes de volver al traje y corbata, propiciará el último saqueo. Así, con el disfraz de viuditas despedirán el carnaval y yo seguiré preguntándome...
¿Por qué dijo eso Aristóteles?
En fin, es carnaval. ¡Que viva la fiesta!
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